Categoría: Sonetos

El paraíso


Nací para acostarme con el alba después de culminar una escalera, decirle guten nacht a la portera y pintarme los párpados de malva. Nací también para quedarme calva y vivir amarrada a una pulsera, y dormir con mi propia calavera, y salir de ese túnel sana y salva. Nací para lanzarme al abordaje y beberme

El limón


Cada limón que muerdes es saliva que avanza en línea recta hacia la espuma del último veneno que se suma al áspide que flota a la deriva. Escribo tus promesas en cursiva y las desenmaraño, y se las fuma, a modo de venganza, Monctezuma, y sueño que he dejado de estar viva. Me encuentro un

Aire


Aire sin aire, que despacio vienes a abanicar los últimos compases de este vals que te pide que le atrases, al tiempo, las agujas de sus trenes. Aire, que en el fragor de los andenes te sacas de la manga varios ases, y hasta el humo te pide que no pases del íntimo precinto de

Hijo


Finalista del premio «Un millón por un soneto» – Junio de 1992 Tanta como te corre por las venas sangre de mí, te habite la hermosura, y que discurra por sueños, pura, tanta esperanza como vida estrenas. Que no te paralicen las cadenas. Que no te desarraigue la locura. Y que, pues nada eternamente dura,