Finalista del premio «Un millón por un soneto» – Junio de 1992
Tanta como te corre por las venas
sangre de mí, te habite la hermosura,
y que discurra por sueños, pura,
tanta esperanza como vida estrenas.
Que no te paralicen las cadenas.
Que no te desarraigue la locura.
Y que, pues nada eternamente dura,
ni el sol te ciegue, ni te aflijan penas.
Sé fuerte y generoso. En este mundo,
el dolor más atroz, el más profundo,
lo llevan en el alma los que hieren.
Defiéndete si puedes. Burla, esquiva.
Pero, si no te queda alternativa,
tú no mates, tú sé de los que mueren.