Categoría: Poemas sueltos

La visita


Al poeta Gerardo Diego Aún recuerdo, Gerardo, aquella tarde en que yo, con mi falda de colegio, tuve el valor de hacerle una visita. Usted me recibió como en pijama, no con pijama necesariamente, pero sí en zapatillas escocesas y un pantalón tan gris, que se borraba. Le acababan de dar un premio ilustre, de

Las fresas


Estoy desesperada por que vuelvan las fresas a salpicar ese rincón sombrío de mi humilde jardín donde el viento del Norte las puso, no sé cuándo. Ocurrió que al amparo de una piedra que por inadvertencia o petulancia se salvó del fragor de los escombros, prosperó una ramita caprichosa, un tallo retorcido, que luego se

Los gatos


Los gatos… ¡Ah, los gatos! ¿Qué mundos sometieron? ¿Qué imperios gobernaron? ¿Dónde aprendieron a entornar los ojos con la solemnidad de las persianas, a convertir en templos los rincones, a hacer de la arrogancia un atributo? ¿Qué extraña religión, qué logia extraña fundaron en concilio clandestino? ¿Cuándo, con qué intención se conjuraron para no combatir,

Los poetas


Cuando se mueren ellos, porque también se mueren, algo pasa en la calle, pero a nadie le importa. Las cancelas rechinan, sollozan los portales, los tejados embisten, se enfurecen las rosas. Las farolas pregonan que murió el Gran Borracho, ése que andaba siempre con el alma en la boca, y los tilos del parque ya

Venecia


Hay ciudades que son para el olvido, pero la deslumbrante, la imposible, lleva la eternidad en su agonía. Sí, yo también la odié por sus postales de góndola infernal, de enamorados dándose de comer chatarra y flores en el límite frágil de lo abyecto. ¡Así empezaron todos mis amores! Confieso que también olí en sus