Categoría: Romances

Romance del Buen Cenizo


En el presente romance me he impuesto como deber no nombrar a Zapatero – mecachis, ya lo nombré – por si acaso resultara que la zeta con la pe fuera una sigla perversa de insospechado poder capaz de hacer que un camello se muera en Suiza de sed y, si me atrevo a escribirla, de

Romance del Sebastián


Este romance, señores, se lo voy a dedicar al político más breve, a la estrella más fugaz que ha cruzado el firmamento de la esfera electoral, como una de esas Perseidas que esta noche se verán. El fenómeno que digo – ustedes se acordarán – pudo verse a ojo desnudo y dio bastante que hablar,

Romance de la Narbona


Para entonar el ambiente sin quedarme medio en bolas, me parece que ya es tiempo, me parece que ya es hora de dedicarle un romance a la ministra Narbona, pues con todas las sandeces que ha vertido esta señora, puede llenarse un embalse, recuperarse una flora, y hasta encontrarse un motivo para decirle tres cosas.

Romance del hombre del tiempo


No es que ya no me lo crea, es que ya no me lo creo que en el Levante, por Pascua acaba haciendo buen tiempo. Por lo que ya llevo visto, lo que por vieja sospecho, lo que por sabia anticipo y lo que muy bien recuerdo, ni en Torrevieja ni en Calpe, ni en

Romance de Rubalcaba


Rubalcaba, Rubalcaba, halcón de la cetrería, el día que tú naciste andaba el PSOE de puntillas, y es normal que así anduviese porque a según qué tortillas hay que echarles muchos huevos y algunas patatas fritas. Fue cascarlos el Felipe, y fue el Alfonso freírlas, y sumarte tú a la hermosa merendola socialista. Bien se

Romance de la maestra Ciruela


Que no se me note mucho que ya no puedo ni verlas, que cada vez que me cruzo, en hora mala, con ellas en algún telediario, en la calle o en las tiendas, me da al instante un soponcio, el pulso se me acelera, me sube la adrenalina y acabo echando las muelas. Sin duda

Romance del carné por puntos


Iba el Cid en su Babieca con su Tizona en el puño, galopando a toda leche hacia un enclave moruno, seguro de su coraje y de su fuerza seguro, cuando la guardia civil, que andaba por esos rumbos y le esperaba emboscada tras una mata de juncos con instrucciones severas del gerifalte de turno, le

Romance de los progenitores


Iba mediado el otoño, ya estaba mustio el rosal, y aún mandaba en la Justicia – o aún intentaba mandar – el que llamándose López atiende por Aguilar, cuando desde el Ministerio del que él era titular se detectó el desafuero, se midió la gravedad y se buscaron remedios con los que lo remediar. ¿Cómo

Romance de la Salgado


A doña Elena Salgado hay que hacerle un monumento pues no ha existido ministra, entre las de Zapatero, que haya invertido más horas o hecho mayores esfuerzos por prolongarnos la vida a los sufridos batuecos. Para lograr su objetivo, que debiera ser el nuestro, se propuso la ministra – démosle gracias por ello – modificar