Iba mediado el otoño,
ya estaba mustio el rosal,
y aún mandaba en la Justicia
– o aún intentaba mandar –
el que llamándose López
atiende por Aguilar,
cuando desde el Ministerio
del que él era titular
se detectó el desafuero,
se midió la gravedad
y se buscaron remedios
con los que lo remediar.
¿Cómo es posible – se dijo
la elite ministerial –
que un matrimonio modelo
tan progresista y social,
que de puro paritario
hasta en el sexo es igual,
con lo gracioso que queda
y lo de moda que está,
si de repente decide
una familia fundar,
adoptando o por implante
de materia seminal,
no halle un solo formulario
en que poder registrar
que el niño tiene dos padres
y ni una sola mamá,
o dos madres amorosas,
pero ni un padre en Graná?
¿Cómo? ¿Que nada hay previsto
para un caso tan normal?
Fue constatar la injusticia,
y no poderla aguantar.
….
En lugar del tendencioso
impreso tradicional,
que a todo hijo de vecino
que no lo fuera de tal
le otorgaba en el registro
su filiación natural,
o en su caso y por defecto,
un contexto similar,
ya tenemos un impreso,
que impresionado ha de estar,
en que ni padre ni madre
tienen cabida o lugar,
y donde ellos figuraban
«progenitores» habrá,
separados, como se hace
en la liga nacional,
en los de Primera B
y los de Primera A.
….
Para que ustedes me sigan
y no quedarme yo atrás,
he actualizado las ramas
de mi tronco familiar:
mi bisabuelo paterno
pasa a ser la triple A,
la que fue B de mi madre
es mi BB personal,
y su hermano, mi antes tío,
es mi B colateral.
¿Ustedes lo han entendido?
Les da pereza, ¿verdad?
Y se estarán preguntando
si ante tanta necedad,
hay que partirse de risa
o hay que ponerse a llorar.