Romance del apagón

Romance del apagón

Válgame Dios, qué gafancia,
qué plaga, que maldición
se nos ha venido encima
con toda su munición
desde que el tal Zapatero
las elecciones ganó
entre llantos y sirenas,
cuando, en estado de shock,
los cuitados españoles
se dieron la extremaunción.
De siempre, le hemos tenido,
a la desgracia, afición,
pero es que con Zapatero
nos llueven de dos en dos,
y eso sí que ya son ganas
de echarle al toro cullons.
..
Y si no, díganme ustedes
si no hace falta valor
para dejar Barcelona
como la prosa de d’Ors,
mientras se pone Canarias
más al rojo que un tizón.
El merdel de Cataluña,
en mi modesta opinión,
a estas alturas del cuento
tiene mala solución,
pues desde que el tripartito
es el que corta el jamón,
y según el Estatuto
aquello es una nación,
ya no se sabe quien manda
en esa administración,
si Esquerra o los socialistas,
si el Montilla o el Carod,
la sombra de Zapatero
o el fantasma de Pujol,
y en cuanto surge un problema
como el reciente apagón,
nadie se hace responsable
y se organiza el follón.

El ministerio de Industria,
por la boca de Joan Clos,
se limitó a echarle el muerto
a un cable de alta tensión.
El Govern, más contundente
y más práctico, anunció
que impondrá graves sanciones
al eléctrico sector.
E Iceta, menos galante,
directamente acusó
al Presidente de Endesa
de haber tramado un boicot.
Fecsa-Endesa, por su parte,
culpa de todo al gestor
(o sea, a la Red Española,
luego al Estado español),
el cual, por boca de Nieto,
señala a la oposición
(por no haber, cuando mandaba
aumentado la inversión),
la cual achaca la culpa,
a ZP, del error,
quien alega en su defensa
que él ha nacido en León,
y aún debe de andar buscando
a quién echarle el marrón.
Bueno, señores, lo admito:
la culpa la tuve yo.


Laura Campmany