En mi época de estudiante, aprendí que la lengua se rige por dos principios universales: el de la precisión y el de la economía. El hablante, que los encarna, tiende al parecer a no decir en dos palabras lo que puede decir en una, y a emplear en cambio cuantas sea menester para nombrar con
El Real Madrid
Lo que le pasa a este Real Madrid de mis flaquezas es que no es un equipo, sino un reparto. Tienen sus jugadores una falta de aliento contagiosa, como esos actores consagrados que siempre interpretan, con poca o ninguna convicción, el mismo personaje. Un deje en el regate, una tiesura escénica, una impuntualidad en el
Señor Presidente (Carta apócrifa de una víctima del terrorismo)
Distinguido Señor y Presidente: Cuando las armas hablan, no hay diálogo. Mientras sigan aullando y maldiciendo, jamás habrá lugar para el milagro. Si ellas alzan la voz, lo que se escucha es el eco de un odio sanguinario, el aliento ominoso de una sombra que se te clava viva en el costado, la sentencia brutal
Holanda
Holanda es el nombre de mi gata persa. O, para ser más exactos, de mi gata persa “blue point”. Lo del “blue point” – me explicaron cuando la compré hace ahora dieciséis años – significaba que era una mezcla de persa y siamés, lo que en la práctica se traducía en una pincelada violeta en
La cruz y la luna
Vengo de Granada, de remontar sus empinadas cuestas y de hacer fonda en el Albaicín, frente a una Alhambra traspasada de lunas. Vengo de degustar el crujiente alarido de la pastela, el sabor a confite de las berenjenas con miel y el jarabe de fuego de un té a la menta. Tamborileaba, a lo lejos,
El milenio
Viene duro el milenio. En sus mismísimos albores, vimos desplomarse los dos lirios gemelos del sueño americano, donde habitaba, majestuosa, la modernidad. Y no dimos crédito. Luego vimos una guerra en directo. Y costó presenciarla. Y le llegó el turno a Europa, cuando estallaron los trenes. Ya no hay día que no albergue un desastre
La «famiglia»
Yo tenía un lugar tan ancho como el mundo donde siempre esperabas encontrar un pan nuevo, o una nota distinta, o una barra de incienso que te perfumara el corazón. Yo tenía una alegre, habitable, inmensa familia que te esperaba a este otro lado del mapa, donde humeaban las carnes con un suspiro de leña
La tramontana
La tramontana, ese viento seco que baja del Norte y amarra los buques, congela los ánimos, limpia el cielo de nubes y hasta sabe arrancarle a algún órgano el milagro de la música; ese viento que arrastra las flores como la sombra de un águila majestuosa que tardara mucho y nada en pasar; que siembra
Los humos
Como a todos los que aún fumamos, me gustaría dejar de hacerlo, pero con dignidad, por decisión propia y poniendo yo el cuándo. Me gustaría, en realidad, no haber empezado nunca, y que mi vida hubiera transcurrido por todos los senderos de la pasión, la incertidumbre, el amor y el desconsuelo sin la compañía de
Ibiza
La primera vez que volé a esta isla perezosa y ardiente estuve a punto de tomar tierra en el mar, que no es manera de hacerlo. Cuando ya se divisaba el aeropuerto desde las ventanillas del chárter, el comandante comunicó a los pasajeros que la señal luminosa del tren de aterrizaje no se encendía. Nada