Hubo un tiempo, dicen, en que los jóvenes atenienses tenían cosas mejores que hacer que asaltar las comisarías de policía o, armados de vallas y contenedores, destruir las vitrinas de los comercios, las silenciosas farolas o los vehículos aparcados, para protestar por la muerte – no sabemos si brutal o accidental – de un muchacho.
El cuervo
Ya sabíamos que Bombay no era el paraíso, pero del caos al infierno hay muchos tiros. Sabíamos que el terror puede esperarnos en cualquier estación y en cualquier parte, y que los ríos de sangre brotan imprevisibles, como lamiendo ya tus pies descalzos. Pero en esta ocasión se han ido al Mar de Arabia a
Mi amigo americano
Tengo un amigo argentino llamado Antonio Gattuso al que conocí gracias a este periódico. Ya hace tiempo, me mandó un mensaje a través del ABC y yo le contesté a vuelta de correo porque jamás he sido indiferente a la amabilidad, a la dulzura, al buen recuerdo de mi padre ausente, al sincero interés y
El cambio climático
A mí el cambio climático del que tanto se habla, el atmosférico, me lo está sirviendo en bandeja de oro este otoño bruselense tan raro, tan poco ventoso, tan relativamente soleado. Luego, a las nueve de la noche, me entero por el telediario y su chica del tiempo que el frío y el agua se
El firmamento
En España, trincar se ha convertido en una actividad tan lucrativa como amena. Al nulo esfuerzo y escaso riesgo, suma una rentabilidad que no es sólo económica, sino también social. No me refiero, por supuesto, a la humilde sustracción de carteras, que eso sólo da para un mediano pasar, sino al latrocinio de “alto standing”,
El sueño
Muchos de los ciudadanos europeos que hoy, con la resaca electoral norteamericana, echarán el día a bastos o a copas sólo saben que Obama es el candidato demócrata y que es negro (aunque sea mulato), que Sarah Palin tiene una imitadora que hace campaña mejor que ella misma y que McCain no es Bush, cosa
La rosa blanca
En situaciones extremas, puede y suele aflorar lo peor de nosotros, pero también ocurre a veces que el agua que se nos pone al cuello, mientras aprieta y no ahoga, se lleva por delante espejismos de feria, poses de escaparate, aficiones ridículas, holganzas indecentes, ambiciones mezquinas, preocupaciones bobas, delirios de grandeza, sueños de baratillo. El
La decente
Los melindres de la canciller alemana ante las efusiones táctiles del presidente francés me recuerdan a “la decente”, ya saben, el personaje de la obra de Mihura que Gustavo Pérez Puig se ha traído, intacta de sorpresa y de frescura, al Teatro Príncipe y al siglo XXI, para arrancarle al patio una sonrisa. La decencia
Jesús López Varela
Lo triste nunca es fácil. Pero ahora que el cielo de Bruselas, donde me visitó,se ha abierto en mi buhardilla como una falda azul que el viento descosiera, voy aalzar la mirada, por si llueve su risa poderosa. Voy a ver si le encuentro allí, en labiblioteca, o llamando a la puerta de mi casa.
El holograma
Desde que se ha dejado el flequillo a ras de ceja, a la Vicepresidenta del Gobierno ya no se le ven ni esos dos dedos de frente que le suponíamos. Ha dicho, me parece que por enésima vez, que lo que tiene que hacer la oposición es arrimar el hombro. ¿Pero arrimarlo a qué? ¿A