Categoría: Artículos en contraportada de ABC

Los sueños


Cuando empecé a fumar, allá en mi adolescencia, soñé que mataba a una persona. Que le cortaba un dedo y lo envolvía en una tela gruesa, como de arpillera. Que abría, de noche, una especie de nicho en un muro encalado. Que dejaba allí el dedo. Que luego, no sé cómo, taponaba el boquete. Que

Gamoneda


Recuerdo a Antonio Gamoneda de cuando vino a Bruselas. El Instituto Cervantes oficiaba de médium y, para su jardín de las musas, se había traído de España a unos cuantos magníficos poetas con los que compartí – privilegios, supongo, de escribir a distancia – micrófono y manteles. A cambio de unos versos, nos llevaron de

«The question»


Entre las cuestiones que Mariano Rajoy tuvo que contestar el jueves por la noche en el programa de Televisión Española, las hubo casi amables, las hubo impertinentes y las hubo furiosas. Es sorprendente que tantos españoles estén convencidos de que nuestro verdadero problema radica en que la oposición discrepe de las políticas del Gobierno y

El Bien y el Mal


Según pasan los años, y al hilo de ese impacto o fogonazo con que la vida dota de sentido, en forma de dibujo, pura música o frase, las escasas verdades que me tienen en marcha, cada vez veo más claro que el Bien y el Mal existen. Con todos los matices que se quiera, con

La crispación


Que en el Algarve, en un partido de fútbol, el equipo de alevines del Barça se niegue a salir al campo mientras suena el himno nacional – que algunos no respetan como suyo, pero tampoco aceptan como extraño –, y rinda en cambio los debidos honores al himno portugués, subrayando así el distinto trato que

Murcia en Pascua


Ya anda Murcia, mi tierra, metida en ascuas y pascuas, y en esta conjunción de terracotas y azules pinceladas, se escuchan por la calle los tambores, verdes como limones principiantes, lustrosos como antiguos pergaminos, tersos como un pimiento colorado, negros como la tez del terciopelo, morados como el alba de los siglos, tristes como un

Café


Nuestro presidente del Gobierno, por no confesarnos que hace tiempo que no pisa los ruedos, se ha atrevido a calcular lo que cuesta un cafelito y se ha sacado de la manga esos ochenta céntimos con que ya no te compras ni la nube de leche. No es de extrañar, en un país como el

Un boicot para nada


Yo comprendo que Rajoy, acusado de franquista por un mira quién baila, así como de promover o desear una guerra civil por haber ejercido democráticamente el derecho a manifestarse en contra de una política antiterrorista que a muchos nos parece equivocada, pueda sentirse ofendido, y hasta tentado de defenderse recurriendo a esa actitud categórica, solemne

Los compromisos


A mí, caballeros, me gustaría conocer esos compromisos. Si es que existen, claro. Si es cierto que se han suscrito con esa boca en que uno hereda, decía el poeta, las tres palabras, los tres fuegos. Si es cierto que se han sellado con la misma tinta indeleble con la que un hombre de honor